Rubén Darío Scatolaro

"Desde niño empecé jugando fútbol, como todos, y mi primera institución fue el club Ferrocarril Oeste, de mi localidad. En las tardes, luego de la salida de la escuela, nos juntábamos un grupo y nos íbamos a jugar un "picado" en los potreros. Mi mamá Agustina, se molestaba mucho, ella pensaba que podían fracturarme en estas pichangas. En algunas otras ocasiones no me permitía que fuera con los adultos, pues temía que me sucediera algo. Pero igual me arrancaba y con mis chuteadores bajo el brazo partía a lo que más me agradaba".

Un día apareció un veedor de Boca Juniors de Buenos Aires, para presenciar algunos encuentros amistosos que estaban pactados por la liga. Al término de uno de estos pleitos, conversó con Darío Scatolaro, para ofrecerle que fuera a probarse al equipo Xeneise. Algo impresionado por este ofertón, aceptó y se largó a la capital, luego de una gran despedida de sus amigos.
"Esto fue en 1977. Gustó mi accionar y me dejaron en el plantel.
Debuté en la temporada 78 con un buen acierto. Sin embargo, un día cualquiera apareció por la "Bombonera", un empresario que me tentó para jugar por el Real Oviedo y otra vez hice mis maletas y partí a España. Al año siguiente, vestí la divisa del Real Murcia y al final de la temporada, regresó a Argentina y fichó por Gimnasia y Esgrima. Esto era en 1982".

En Chile

El entrenador Dante Pesce, quien en 1983 estaba a cargo de la plantilla serenense, lo pide al directorio y un día arriba a la capital de la IV Región. La reventó ese año. Y el otro también. Hasta que Magallanes lo trae a la capital. Enseguida, lo solicita O'higgins de Rancagua y se queda por dos temporadas. Más tarde, juega en Coquimbo, San Luis y Arica.
"Hasta que aterrice nuevamente en Magallanes, donde me siento a gusto. Aunque debo reconocer que en todos los clubes que presté mis servicios, hice una buena convivencia con mis vecinos, junto con mi esposa Norma y mis hijos Marcelo y Matías".
Rubén Darío Scatolaro está pensando en retornar a su ciudad natal de Chajari, desde donde le ofrecieron la dirección técnica del club Ferrocarril Oeste y las escuelas de fútbol. "En una de esas me largo y me radico otra vez en la Provincia de Entrerios, el lugar más bonito del planeta. Pero antes quiero de la vuelta olímpica con el querido Magallanes y dejarlo en el sitial que se merece, por su fiel hinchada y sus magníficos dirigentes".

Por Hernán "chamullo" Ampuero
Noviembre de 1995 / Revista ¡Arriba Magallanes!

Con más cariño que recursos, Magallanes dio la vuelta olímpica aquel año. Darío Scatolaro, anoto este decisivo gol...