Historias de Magallanes

LA ACADEMIA DE CHILE

miércoles, marzo 22, 2006

El camino ya no es un estrecho

Lunes 17 de Noviembre de 1980

* En San Bernardo, los “carabeleros” encontraron su puerto

Identifica al chileno porque es como él. Ha pasado por todas las experiencias. De tumbo en tumbo. Sabe lo que es tener hambre, pero a veces encuentra un buen patrón y conoce la tranquilidad económica. Es esforzado, luchador, duro. Pero siempre sale adelante.

Magallanes, un equipo de pueblo. Pobre pero orgulloso. Arraigado desde su origen al chileno medio. Los jugadores, los hinchas y la bandita son su país.

Su pueblo es el que lleva causeo al estadio, el que va con su radio pequeña pegada en la oreja, el que viaja en micro, el que se junta con los compadres para celebrar la victoria en el “Quitapenas”.

83 años de vida. Nació el 27 de octubre de 1897. Su primer nombre fue Atlético de la Escuela Normal. En 1901 cambió su nombre: Baquedano. Y en 1904 lo bautizaron como Magallanes.

Victorias, derrotas, conflictos, desilusiones. Risa y llanto. Quiebres. Primera y segunda divisiones.

Sus alegrías comenzaron pronto. Ganó los tres primeros campeonatos del profesionalismo: 33’, 34’ y 35’.

Era el equipo con más hinchada, Bádminton, Audaz, Unión Española, Green Gross no le hacían peso.

Pero paralelamente comenzó la división. Los infaltables disidentes hicieron una reunión el 19 de abril de 1925. De ahí nació un hijo: Colo Colo.

El partido más importante era con él. La hinchada se dividía.

Comenzaron los problemas. Aparecieron Colo Colo y las universidades. Captaron un número importante de hinchas magallánicos.

Los “grandes” del fútbol comenzaron a alejarse del club. Ya “Caricacho” Ponce, “Chorero” Orellana, Farindinho, el “Negro” Aladí, el “Zorro” Vidal, el “Negro” Carmona, el eran historia.

En 1960 se fue por primera vez a segunda división, por tener el peor promedio de los últimos tres años. Volvió dos temporadas después, gracias a que aumentaron de 14 a 18 los equipos de primera división.

El 75’ terminó en el lugar 16, empatado con Aviación. Jugó y perdió por la cuenta mínima con los aviáticos. Magallanes volvió al ascenso.


LUCHA A LA VIDA

Era un desafío. Se trataba de llevar al club a los lugares que había ocupado por muchos años. O por lo menos que no bajara más su popularidad.

Dura pelea en el ascenso. Con recursos mínimos. Sólo un grupo de hinchas muy antiguos hacía aportes para que no desapareciera.

Comenzaron a buscar apoyo. La Asociación Central de Fútbol anunció cinco vacantes para equipos de Santiago. Los demás descenderían automáticamente. Los de segunda no podrían subir si no tenían un importante respaldo económico. Y Magallanes se ganó el derecho a subir.

Encontrar un buen patrón era la alternativa. La Cisterna se ofreció como trinchera. No se dieron las condiciones y Magallanes emigró.

Inmediatamente las conversaciones se centraron en San Bernardo. Se habló con Vulco y trato hecho: los “carabeleros” anclaron en la villa.

La base estaba formada. El mismo equipo de ascenso con pequeñas incrustaciones.

Eugenio Jara tenía la responsabilidad de formar al plantel. Debía estar de acuerdo al origen del club.

-Junté a los jóvenes. Como todos somos de la misma capa social, fue mucho más fácil la convivencia. Les expliqué lo que quería de ellos. Era una lucha contra todos.

Ni los más optimistas creían en una buena campaña. La crítica ya era conocida: “Magallanes asciende, pero -como siempre- va estar peleando los últimos lugares”.

Cayeron todos los punteros: le empató a Colo Colo. Le ganó las dos veces a Unión Española. Empató y venció a Universidad Católica. Derrotó a Iquique en el norte. Doblegó a Palestino las dos veces. Se desquitó de la “U” y…

Un engranaje que ha dado buenos dividendos. Combinación de jugadores que vienen de Independiente, de Rangers, de Palestino y de Colo Colo.


LA VILLA ES PARA TRANSPIRAR

De pronto 19 hectáreas de terreno. Incluido un estadio con pasto y tribunas.

Una alianza económica entre Vulco y Magallanes.

-Vulco (una empresa de cauchos) nos ha prestado toda la colaboración. Y no sólo a la rama de fútbol. Es como la Bayer de Alemania Federal. De esta alianza podemos crear algo similar al Bayer-Munich. Debería llamarse Vulco-San Bernardo-Magallanes.

Jara es optimista. Cree en su gente. Da confianza, inspira respeto. Y sobre todo es amigo de sus jugadores.

La villa pasó a ser la trinchera. San Bernardo se mostró cauteloso al comienzo. No querían integrarse sin saber antes de qué se trataba.

El arquero Cornez fue llamado a la selección chilena. El “gato” Bernal –ex colocolino- se convirtió en el personaje, después de hacerle esos dos goles a la “U”.

San Bernardo se entusiasmó. Carteles por todas partes. Páginas de Las Últimas Noticias pegadas en las puertas de los restaurantes de la comuna.

Muchos jugadores decidieron vivir en la villa. Cuando salen de compras son fácilmente identificados. Los niños los esperan a la salida de los entrenamientos con su cuaderno en la mano.

Pero Magallanes no se engolosina con este buen pasar. Sabe que debe esforzarse más que antes para mantener lo que quiere.

-La villa es nuestro lugar de combate. Nadie podrá decir que Magallanes no se la jugó. Aquí los muchachos tienen que correr. Tienen que mojar la camiseta. A lo mejor juegan mal. Tal vez nos ganen, pero el triunfo les va a costar caro.

El obrero Magallanes nunca tiene asegurado el futuro. Siempre piensa en mañana. Se proyecta. No se satisface con lo logrado, aspira a más. Cuando le toca un buen patrón, se esfuerza para que dure el contrato.

Muchos hablan de despegue… Su campaña ha sorprendido incluso a sus propios jugadores.

De tumbo en tumbo, Magallanes por fin esta temporada encontró en San Bernardo un puerto seguro.

Pero las condiciones favorables no se dieron de repente. Se crearon. Se luchó. Se peleó con muchos. Se convenció a los pesimistas.

Ya el año pasado los “carabeleros” ganaron el derecho a jugar en primera división. A comienzos del 80’, las críticas arreciaban: “Magallanes sube. Pero como de costumbre va a pelear las últimas posiciones”.

Pasó el tiempo y la crítica perdió validez. Hoy todos los punteros saben y respetan a este equipo pobre, aunque orgulloso.

San Bernardo es la villa donde ancló Magallanes. El público al comienzo fue prudente. Sin embargo, cuando comenzaban a caer los “grandes”, el manojito de claveles aumentó.

Los claveles son los hinchas y el ramillete es esa bandita característica.

El grito lo corean más gargantas: “Magallanes…Magallanes…”

Por Daniel Matas
Todo el Deporte / Las Ultimas Noticias

1 Comments:

  • At 28/3/07 02:29, Anonymous Anónimo said…

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